VIVE DISFRUTANDO

Ilustres de Nuestra Provincia XXII (Emilio P. Ferrari)

VIVE DISFRUTANDO nos traslada al Valladolid de 1850, allí estaba Don Emilio Pérez Ferrari, tras un difícil nacimiento, anticipo de una débil y enfermiza infancia. Fue un niño precoz y taciturno, dotado de una sensibilidad que le hacía refugiarse en la lectura, la escritura y en utópicos sueños. Con tan solo doce años publicó sus primeras obras con una clara influencia de Zorrilla, y de Cervantes. En Valladolid hizo muchas aportaciones periodísticas publicando poemas en los periódicos locales, en El Norte de Castilla y La Crónica Mercantil.

En su biografía existen algunas notas que le dan a su vida una atmósfera romántica: fue hijo único de un autoritario comerciante fiel opositor a sus aficiones literarias, fue un enamoradizo que huyó de casa siendo un chiquillo y se dolió por amores imposibles, con ideales de libertad revolucionarios, y con una mala salud de hierro.
Estudió Derecho por mandato del padre y se matriculó en Filosofía y Letras por deseo propio, se doctoró en ambas carreras, pero fue un alumno indisciplinado por su inclinación a leer literatura. Era un magnífico rapsoda, cualidad que le ayudó a tener fama.

En 1872 fundó junto con otros intelectuales el actual Ateneo vallisoletano.
Las musas y la pluma siempre fueron sus cómplices, con el cuento “El diablo de la moda” consiguió su primera alegría; empezó a escribir teatro y tuvo éxito con los dramas “La muerte de Cervantes”, “La justicia del acaso”, “La muerte de Hipatia”. “Los poemas vulgares” y “Los poemas históricos” fueron y son consideradas las páginas más notables de su producción.
Ferrari se estableció en Madrid y trabajó en la Biblioteca Nacional. Literariamente fue apadrinado por Gaspar Núñez de Arce, que prologó su poema histórico sobre la batalla de Lepanto, “Un día glorioso”. La noche del éxito llegó el 22 de marzo de 1884, cuando Núñez de Arce leyó su poema “Pedro Abelardo”, toda una exaltación de la libertad y del progreso.

Comenzaron al poco los homenajes, su elección para la Real Academia Española en 1898, y tomó posesión de su sillón en 1905. Valladolid se unió al reconocimiento y recibió el título de oficio de cronista de la ciudad, y además su nombre está presente en el callejero y en uno de los institutos de la ciudad.

Emilio P. Ferrari murió en Madrid el 1 de noviembre de 1907.

 

Escrito por María del Carmen González Sanz (Maika) para el Prólogo de la edición nº 29 de VD, oct-nov 2022.

 

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