Ilustres de Valladolid X (Leopoldo Cano) -

En nuestra ciudad hay una calle, y un Instituto de Enseñanza Secundaria, cuyo nombre hace honor y memoria a un vecino poeta, Leopoldo Cano y Masas. Nació en Valladolid en 1844, en el desaparecido “Palacio del Almirante de Castilla”, situado en la calle Angustias, en la zona del Teatro Calderón. Falleció a los 90 años en Madrid.
Nuestro conciudadano era tenaz, y polifacético. Tenía una inquebrantable vocación por el mundo militar, llegó a ser general de división. Fue un eminente matemático. Músico y trabajador de voluntad férrea con la pluma. Su estilo era ampuloso, al gusto de sus contemporáneos. En su faceta poética mostraba una finísima inteligencia a través de la ironía; era increíblemente ingenioso, con una chispa crítica mordaz con toques de humor. Como dramaturgo, tuvo éxito en España y América, sus obras mostraban problemáticas reales de su época, y su espíritu liberal le llevaba a mostrar injusticias sociales.
En el teatro Jovellanos de Madrid estrenó su obra más aplaudida, “La Pasionaria”, tres inquietudes en su alma sensible le llevan a escribirla: la tristeza por la muerte de un hijo, la atmósfera política de 1883, año en el que se lleva a cabo el primer “Congreso Internacional de Protección a la Infancia”, y su búsqueda de mayor igualdad ante la ley para las mujeres, el dramaturgo sufría por las madres solteras abandonadas por hombres sin escrúpulos. En sus obras expone que el bien y el mal no quedan adecuadamente definidos ni en la religión, ni en las leyes; la justicia no se logra sin un sentimiento ético individual, y sin un cuidado social.
El argumento de “La Pasionaria” muestra a una mujer joven y pobre, que mendiga para su hija, donde la protagonista es ultrajada y perseguida por el seductor, al cual asesina en plena desesperación.
VIVE DISFRUTANDO recomienda pasear por el Campo Grande de Valladolid, encontrarán un busto dedicado Leopoldo Cano, nuestro poeta olvidado. Trabajaba maravillosamente con los afectos, las grandes pasiones, la traición, el amor y el odio, siempre resaltando la indefensión de los más vulnerables.