Los Caminos de Santiago
¿Cuál es el mejor Camino de Santiago?
Muchos viajeros me preguntan por el mejor sitio para empezar el Camino de Santiago. ¿«El Camino»? Para empezar, los caminos son muchos. Quizá quieren conocer el más emblemático. La respuesta ahí también es difícil. ¿El mejor camino? Pues, obviamente, el que sale de tu casa. Te pones las botas y ¡hala!, a dar un paso tras otro. Siempre se acaba por llegar. No lleves prisa. No tiene sentido.
Entre los muchos caminos recuperados y que se van poniendo de moda, por Valladolid pasan dos. El que llaman Camino del Sureste o de Alicante, y el Camino de Madrid. El camino levantino entra por Ataquines y conduce hacia Medina del Campo, una parada obligatoria para todos aquellos que no conozcan la villa de las ferias. De allí la ruta se desdobla, siguiendo un ramal con dirección oeste hacia Castronuño. El otro ramal va hacia el norte, por Tordesillas, hasta San Pedro Latarce.
El Camino de Madrid atraviesa la provincia entera de sur a norte y pasa por muchas más localidades: Alcazarén, Puente Duero (con posible visita a Valladolid), Medina de Rioseco, Villalón de Campos… por citar solo algunos puntos de una ruta que es impresionante en su monumentalidad y en sus paisajes.
Mi consejo: Haz uno de los que pasen cerca de tu casa, andando hasta unirte a una de esas «autopistas» en las que ya hallarás albergues y otros peregrinos con los que compartir experiencias. El Camino no es solo iglesias y gastronomía. También paisaje y paisanaje. Disfrútalo todo. Después, ya con tu conocimiento a cuestas, aventúrate a hacer uno de los caminos originales que se siguieron en la Alta Edad Media: El Camino Olvidado, el Primitivo… escoge tú.
El Camino existía ya siglos antes de Cristo. No se llamaba jacobeo evidentemente. Durante centurias muchos hombres y druidas seguían la Vía Láctea, un camino de las estrellas. El descubrimiento de los restos del apóstol Santiago (o sus supuestos restos), lo convirtieron en la vía de peregrinación favorita durante siglos: Jerusalén estaba en manos musulmanas y Roma perdió prestigio, así que Compostela heredó todo ese caudal de misticismo que bullía en las almas cristianas en esa época. Este «origen» es lo que se cuenta en nuestra novela histórica Un homenaje al reino de las Asturias: El Camino de las Estrellas de una forma pormenorizada y amena, fácil de seguir para cualquier lector aun tratando temas religiosos y diplomáticos de cierta envergadura de aquellos lejanos siglos VIII y IX.
Fdo. Antonio Hernández González
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