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Larga vida al Círculo

Larga vida al Circulo de Recreo.

El edificio que actualmente ocupa el Círculo de Recreo -entidad fundada  en 1847- está emplazado en el solar que hace esquina entre las calles de la Constitución y Duque de la Victoria.

Construido en 1901 sobre el espacio que ocupó la anterior sede de la entidad, que hubo de derribarse por problemas estructurales, constituye uno de los más hermosos edificios de la ciudad en orden a su carácter histórico y estético.

Proyectado por el arquitecto Don Emilio Baeza Eguiluz -quien por la situación de esquina del edificio decidió culminarlo con un torreón cubierto con cúpula bulbosa-, estaría, por su construcción, dentro de los requisitos que siempre tuvo en cuenta la legislación existente como imprescindibles para su declaración patrimonial -tener más de 100 años de antigüedad, entre otros-, pero añadiría un valor cultural intrínseco derivado de su belleza estructural y de su estilo, muy influido por un eclecticismo de época sin abandonar los cánones neoclásicos de la Ècole de Beaux Arts parisina.

Uno de sus mejores conocedores, el arquitecto municipal de Valladolid don Juan Agapito Revilla describía así los materiales empleados en la construcción:

“Se emplea el granito de Villalba en los zócalos y la piedra de Campaspero en la parte inferior de los machos de la planta baja.

El resto se hace de ladrillo ordinario cubriendo el detalle de molduras y relieves con cemento y dejando los fondos lisos de ladrillo fino prensado. Se emplea la fundición en columnas y las viguetas laminadas en suelos. Las vigas maestras que sostienen el piso superior al gran salón están formadas de chapas de palastro y escuadras, dando una altura de 50 centímetros.

Ese suelo constituye el elemento de construcción de más estudio y atención de todo el edificio”.

Fachada del Círculo de Recreo que da a la calle del Duque de la Victoria

Los adornos de la fachada y la ornamentación del edificio se deben al escultor zaragozano Dionisio Pastor Valsero.

Destacan entonces -escribe Casimiro García Valladolid en la descripción que hace del inmueble- “a ambos lados de la ventana del último piso sobre la puerta principal, dos estatuas de gran tamaño que representan la Agricultura y el Comercio. Encima, un frontón semicircular rematado con un mascarón; bajo él pueden verse dos geniecillos semidesnudos sosteniendo el escudo del Círculo de Recreo”.

Aunque en principio se dedicó la planta baja para comercios debido a que la zona era una de las más solicitadas y propias para tal fin, desde 1914 se aprovechó el espacio para crear un salón utilizado por los socios para tertulias y diversos servicios, como una cafetería.

Plano de uno de los pisos

El salón principal del primer piso, de 23 metros de longitud, 10,70 de luz y 8 de altura, además de poseer una tribuna que permite aumentar la capacidad del espacio, está adornado con pinturas de Eugenio Oliva Rodrigo representando diversos hechos históricos relacionados con la ciudad de Valladolid:

Uno mostrando la apoteosis del poeta vallisoletano Don José Zorrilla y otros figurando a los condes Don Pedro Ansúrez y su esposa Doña Eilo examinando los planos de la iglesia de Santa María la Mayor; un ángulo del patio del Colegio de San Gregorio; el Verano; el Invierno; y los retratos del Rey Don Felipe II, Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes, Juan de Herrera, Don Rodrigo de Villandrando, primer Conde de Ribadeo, Don Juan de Matienzo, Don Luis de Mercado, Don Diego Valentín Diaz y Don Juan Arfe y Villafañe. En el techo hay una alegoría en que figuran el dios Apolo y la diosa Terpsícore, la Música, el Amor y la Gloria.

Interior de una de las salas del Círculo de Recreo

La preciosa estantería de la biblioteca -otra de las salas nobles del Círculo- es de nogal tallado, estilo Luis XV y fue la misma que hubo en la biblioteca del antiguo edificio, ampliada convenientemente por el entallador Don Claudio Tordera.

En lo que respecta a la decoración artística, fue encomendada al pintor vallisoletano Don Leovigildo Benito, quien encargó al señor Oliva la pintura de las figuras del techo cuyos temas son un genio impulsando a las Ciencias, a las Artes y a la Historia, en el centro, y a los extremos la Lectura y la Escritura, realizando el mismo Leovigildo Benito los adornos de las demás dependencias.

Escrito por Joaquín Díaz para la edición nº 35 de VD, octubre-noviembre 2023.

 

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