Mariemma. Ella era movimiento, es más, en nuestra ciudad es la representación del baile, es la dama de la danza. VIVE DISFRUTANDO se pregunta: ¿Dónde guardó tantos aplausos del público?… quizá los fue colgando en los árboles del Campo Grande, o los fue lanzando al aire y terminaron flotando sorprendidos en los vaivenes del Pisuerga, o los fue acumulando en el desván de su Íscar natal donde montó las coreografías de algunas de sus danzas. Ella, “Mariemma”, nos trae el baile español en toda su pureza, con una técnica depurada, y elegante.
Guillermina Teodosia Martínez Cabrejas, nació en Íscar en 1917, y ya desde niña hacía gala de una aptitud magnífica hacía la danza, interpretaba con tanta gracia las jotas y sevillanas que le enseñaba su madre, que la inscribieron en la Escuela de Danza del Teatro Châtelet en París con tan solo nueve años. Al año siguiente, junto con su hermana María Asunción, debutó haciendo una gira por Francia y Suiza, y llegó a ser primera figura infantil del Ballet. De la mano del maestro Miralles, se formó en la Escuela Bolera Española, y a través del guitarrista Amalio Cuenca se inició en los estilos y ritmos del flamenco. Aprendió directamente de los mejores artistas, conoció a Antonia Mercé, la Argentinita, y la impresión que le causó influyó en su forma de bailar. Sin renegar de sus maestros, ni de la técnica, ella, se fue transformando en “Mariemma”, tenía una forma de bailar muy personal, su danza era muy estilizada, el ritmo y los movimientos del cuerpo eran un precipitado de emoción, y en su danzar le brotaba el alma, supo hacer de sus movimientos “arte”. Bailarina, coreógrafa, directora de danza, profesora, e inseparable del magnífico concertista de piano Enrique Luzuriaga.
Corría el año 1936 cuando compuso su primera coreografía, para El amor brujo, de Manuel de Falla. En 1940 regresa a España, y años más tarde monta su propia compañía. En 1969 pasó a dirigir el departamento de danza del Real Conservatorio de Arte Dramático y Danza de Madrid. También fue autora de míticos montajes para el Ballet Nacional de España. Recibió innumerables galardones a lo largo de toda su carrera.
Falleció en 2008, a los 91 años de edad, en Madrid.
Escrito por María del Carmen González Sanz (Maika) para el Prólogo de la edición nº 30 de VD, diciembre’22-enero 2023.
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